Carbonatación es añadir dióxido de carbono a productos líquidos, como bebidas no alcohólicas (refrescos o sodas), cerveza, algunos vinos y hasta ciertos jugos de frutas, de manera que se vuelvan efervescentes, ligeramente ácidas y fuertes. La cantidad de dióxido de carbono varía con el tipo o características del producto, en el caso de la cerveza se carbonata parcialmente durante la fermentación y se debe carbonatar nuevamente antes del embotellado. Es importante carbonatar a bajas temperaturas y a alta presión para facilitar su solubilidad.
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